jueves, 30 de diciembre de 2010

A mis niños

Una simple muestra de cariño puede convertir un momento en algo mágico, emocionante, emotivo, inolvidable. Vosotros lo habéis conseguido esta noche, chicos.

No hace ni cinco años que, por uno de esos avatares de la vida, comenzamos a hacer teatro. Creo que, por aquel entonces, no pensaba que esto duraría tanto. Pero, no solo hemos llegado hasta aquí, sino que además he tenido la oportunidad de conocer a un grupo de gente maravillosa. Unos se incorporaron a lo largo de los años, otros se marcharon, pero todos y cada uno de vosotros habéis dejado una huella en mi.

Antonio Jesús, Antonio José, Manuel, Pedro, Flores, Laura, Laury, Elias, Luis, Ana, Adri, Alba, Ángela, David, Fernando, Javi, Jessica, Jose, Juandi, Manuel, Lolo, Belén Muñoz, Belén, María, Noelia, Pepa, Mariana y otros tantos que estuvieron con nosotros...

Estatuas, bailarinas, un tiburón, púgiles, jugadores de tenis... Un número final al más puro estilo de un musical, con efectos especiales incluidos... Todo ello ligeramente agitado, mezclado y con ciertos toques de humor, puesto en escena sobre el parquet del pabellón, durante un Festival de Expresión Corporal.

Pero entonces se levantó el telón y nada sucedía... Dos guardaespaldas, trajeados, con gafas de sol, firmes, quietos, inmóviles, mudos... Un silencio ensordecedor, que precedió al éxito que fuisteis cosechando por méritos propios, año tras año.

Dejásteis de ser figurantes, para convertiros en protagonistas de vuestra vida. Una vida llena de esa magia que desprende el teatro y, que nadie podrá comprender hasta que se suba a un escenario... Los nervios previos, se calman con nuestro grito de guerra. Pero cuando se escucha el aplauso del público y cae el telón, esos nervios se transforman en euforia y, entonces, todos nos abrazamos y celebramos el éxito. Y cosechásteis muchos...

El primero de ellos, comenzaba con una voz desencajada, una risa malévola que nos invitaba a entrar a una lúgubre mansión, donde jugasteis con nosotros al despiste, intentando confundirnos entre faisanes, mostaza y pomelos. Mezclasteis el blanco, con el verde y el seductor escarlata, para dibujar una acuarela de diversión y risas, donde eran protagonistas un frio mayordomo, una seductora sirivienta, una intrigante cocinera, un misterioso caballero, una inesperada conductora, un jefe de policía, una chica del telegrama, una cuerda, un puñal, un revólver, un candelabro, un tubo de plomo, una herramienta, un cadáver... ¿Alguien juega a sospechar quién es el asesino?

Entonces llegó Gómez, y sus cosas... Un padre disgustado, una madre resignada, una hermana envidiosa y dos novios que solo quieren unir sus vidas... Pero Gómez... Ese Gómez, el oso... Y sus cosas... Y Oscar, un desastre de hombre... Y Félix, desesperante, maniático... Un grupo de amigos y dos preciosas gallegas, que confunden a Félix con el gato... Una obra que preparamos en tiempo récord, y con la que aprendimos que una buena amistad está por encima de cualquier diferencia...

Nos soltamos la melena y nos volvimos locos... o locas... ¿oká? Encerramos en una jaula una divertida comedia, nos echamos brillantina, nos pusimos falda, tacón y pelucas... Bailamos, cantamos, reimos, nos emocionamos... Aprendimos que, en la vida, cada uno es como es y debe sentirse orgulloso de ello; que la mejor forma de aprender es equivocándose, y que siempre debemos rodearnos de aquellos a los que queremos, porque en ellos encontraremos el apoyo que necesitamos.

Salimos de la jaula con tanto ímpetu, que acabamos fuera de escena. La mejor forma de enseñarle al público lo difícil que es hacer teatro. Los problemas con el decorado, las luces, el atrezzo, el guión, los actores... Todo debe estar a punto para el estreno. Pero, ¿qué sucede si algo falla? El mundo del teatro puede ser sorprendente y, de repente, todo giraba en escena para mostrarnos el lado oculto de una representación teatral. Carreras, risas, diversión y un final... con un telón estropeado... ¿o no?

Un telón que se tiñó de rojo sangre cuando no sonó el disparo del Winchester, mientras el reverendo Eduardo ultimaba los detalles de la boda, junto a la virginal Alicia y su padre. Un detective, descendiente del gran Sherlock Holmes, iba a intentar descubrir quién había cometido tan sangriento asesinato. Una peculiar familia donde tios, primos, sobrinos y hermanos, se casan unos con otros para perpetuar la estirpe. Situaciones desternillantes que nos llevaron a un sorprendente final...

Un final donde Marina y Marcelo, enfrentados en la vida, acaban enamorándose. Dos púgiles que compiten por el amor del otro, en un divertido combate a seis asaltos... y medio... Dos púgiles que sellan su amor con un tierno beso.

Hace poco, un buen amigo me decía: "no sueñes tu vida, vive tus sueños." Vosotros habéis hecho posible este sueño... y haréis realidad cualquier cosa que os propongais.

Esta noche he de daros las gracias... Mil gracias... Porque me habéis hecho llorar de emoción... Porque me habéis dejado sin palabras... Pero sobre todo, gracias, por ese abrazo sincero, por estos cinco años, por todo vuestro cariño, por vuestra amistad... Por estar siempre ahí... No cambieis nunca, por favor, y seguid amando el teatro.

Y a vosotros, los que leeis este Blog, simplemente daros las gracias por vuestro apoyo durante todo este tiempo. Como ya os anunciamos, el Taller de Teatro del IES Valle del Sol se despide de los escenarios, y si Luis me lo permite, terminaré esta última entrada escribiendo...

TELÓN